CONVERSACIONES CON LA DAGA - III SPLEEN
Las lámparas me acechan, o mejor dicho, las lámparas me acechan salvaguardando lo único que queda.
Nadie se preguntó su transcurso, ella sí lo hizo, mas a nadie importaba ni su pensamiento, la luz es lo único que importaba. Las lámparas son eternas, como dos chispas que abanican el vacío mientras uno se conforma solo con respirar. Ya ni te cuento quien se conforme con respirar el silencio de la umbría, entonces lámparas quedaban en nada y los pulmones del conforme solo eran dos esencias cansadas de trabajar.
Para aquel que nunca tuvo una lámpara siempre será de noche. Hay días que necesitan lámparas, y noches en las que mejor que no hubiesen existido nunca. Tardes en las que una lámpara te protege de otra luz que aterra y mañanas en las que la lámpara es lo primero que ves al despertar. Solo es una lámpara, solo es una luz, solo son acordes de brillo para la agridulce existencia.